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Proyecto integral desde la arquitectura

El diseño del espacio comprende una serie de aspectos referidos a la percepción humana. En torno a esto, y dentro de sus posibilidades expresivas, la arquitectura es capaz de dar respuestas y propiciar ambientes de diferentes calidades. Para poder llevar a cabo un proyecto integral, no sólo es necesario que los clientes y profesionales participantes tengan un “deseo” o una intención de proponer sino que cada uno de los involucrados tenga el mayor y mejor conocimiento sobre su área.

 

Tener una IDEA en arquitectura, o en el diseño interior, es entre otras cosas hablar del control conceptual sobre una propuesta. Es necesaria esa suerte de “malla” que conecta, contiene y define el proyecto a partir de imaginar y comprender el problema. Todo esto, gracias a una serie de herramientas y conocimiento disciplinar que manejamos los profesionales debido a nuestra formación y experiencia. La idea se gesta echando mano de un archivo mental de vivencias, de los precedentes y del conocimiento sobre las condicionantes que presentan los clientes. En una idea existe una carga importante de tiempo para el análisis, también hay en ella un peso considerable de las experiencias almacenadas en la memoria personal y colectiva. En arquitectura, al igual que en otras artes, las ideas proceden no sólo de las aprehensiones del conocimiento (lo inteligible) sino también de las percepciones (lo sensorial) y sobre todo de una serie de estructuras de orden que le otorgan sentido a las operaciones que se realizan a partir de allí.

 

Para cada caso, se plantea necesaria y pertinente la integración de las disciplinas (arquitectura, ingeniería, diseño gráfico, diseño industrial, iluminación, entre otras) bajo una misma noción de proyecto, de lo contrario difícilmente habrá coherencia en la respuesta final. Al hablar del PROYECTO necesariamente entramos en varios campos que, si bien no todos los profesionales involucrados valoran, sus actuaciones definitivamente impactan en la calidad constructiva, funcional y estética final. Es por esto que si lo relativo a los espacios, las formas, los materiales y el color no es concebido previamente como un todo, el resultado final dejará evidencias y fracturas a la vista.

 

No se comprende un proyecto a partir de fragmentos sino de capas. Las diferentes disciplinas forman un equipo que gesta el proyecto y luego aporta al día a día, no aparecen a medio camino o al final. Para llevar adelante un PROYECTO INTEGRAL, es necesario evitar la incorporación improvisada de ocurrencias y de una serie de agentes externos que finalmente acuden al “rescate” de una propuesta que en la mayoría de los casos le es ajena. Las capas se solapan, se amoldan y se complementan, los fragmentos son entes aislados cuya naturaleza es individual y sectorizada. Desde nuestra mirada no se concibe el proyecto de diseño sin tener clara antes su idea, tampoco se puede desarrollar sin la propuesta de un plan integrador como premisa.